A veces los sueños se hacen
realidad, y por muy manida que esté la frase, esa fue la sensación que tuvimos
el pasado sábado al escuchar a unos nuevos y reinventados Kuve. Desde que los vimos
por primera vez en la Sala Soul Station de Madrid, siempre hablamos de lo que
ganaría el grupo si le imprimiera a sus composiciones unas mayores dosis de
fuerza; una intensidad que sólo aceptaría la libertad asociada al entusiasmo
que ya llevaban consigo. Y como si en el curso de los días ellos también hubieran
soñado lo mismo, el sábado pasado nos reencontramos con un grupo distinto, y
más maduro, donde las dosis de genialidad se caen por su propio peso. Perplejos
y con la boca abierta, así nos quedamos cuando vimos disfrutar sobre el
escenario a una Maryan Frutos totalmente libre y ensimismada en su papel de frontwoman, con ese toque entre oscuro y
profundo de su voz. La madurez como cantante y artista de Maryan, se complementa a
la perfección con ese matiz más aguerrido de las melodías que Carlos
Otero, con su guitarra, ha sabido proporcionar a las canciones que
hasta el número de ocho escuchamos en la sala Ochoymedio. Igual que en el
oficio de escritor todo se resume a un diez por ciento de escritura y un noventa
por ciento de corregir y suprimir, Kuve ha sabido reescribir de una
forma tan sencilla como apabullante y genial sus canciones, que sin
menospreciar a las versiones presentes en su primer disco, ganan muchos enteros
y nos hacen soñar con algo más que un prometedor segundo álbum que, a buen
seguro, les situará en la órbita de lo más escuchado del indie español.
Abrieron el mini concierto con Mi mente en congelador, una canción que
ahora suena mucho más atmosférica e impactante, y que deambula sin miedo en una
perfecta sintonía rock, mientras que nosotros desde la primera planta nos
empezamos a restregar los ojos con una amplia sonrisa en los labios. Pero es
que a Tu último domingo, que ya era
una perfecta canción pop, ahora Kuve la han adicionado unas
guitarras que emocionan por sí solas, convirtiendo a este potente medio tiempo
en un portentoso abrazo sonoro, igual que el sólo se dan los amantes poseídos
por el deseo, y que en nuestro caso, supone la conjunción de la melodía con la
voz de una Maryan que canta alejada de todos sus miedos. Una intensa
soledad que deviene en otro majestuoso inicio con Invisibles cuerpos, que suena fuerte como nunca…, intensa,
envolvente… ¡Cuánto gana el grupo con Maryan a los teclados! (que buen
regalo le hicieron mientras grababan el disco en Lorca junto a Mario
Miranda) en un síntoma de madurez que ahora se traduce en fuerza,
fuerza, fuerza…
“Bueno, somos Kuve, y tenemos el placer de abrir el concierto de Second
en la Ochoymedio, y queremos darles las gracias a ellos”, nos dijo Maryan
antes de recaer en otro increíble inicio en Regresión,
uno de los clásicos de su repertorio en el que Maryan derrochó
magnetismo entre el público cuando se arrodilló en el suelo, y con su potente
voz prolongó el inicio del tema al que se aliaron el brillo de unas guitarras
comandadas por el inmenso Carlos Otero, pues juegan a
hipnotizar como sólo lo hace un mago de las melodías (¡cuándo se darán cuenta
de la profundidad que este músico le da a las canciones desde su guitarra). Con
Dando vueltas Maryan ya se encuentra
más relajada y se dirige al público con un: “a
ver esas palmas arriba... vamos a dar vueltas” y a partir de ahí asistimos
a otro prólogo donde los solos de guitarra junto a la voz de Maryan
juegan en clave de un pop intenso. Siluetas
de invierno supone el anuncio por parte de Maryan de que será el
tercer single de su primer disco con un: “espero
que os guste”, y que es el toque intimista de la noche, donde Kuve
nos vuelven a emocionar con una perfecta canción pop intensa, con un nivel muy
alto. Arranque que habla de una Maryan muy potente en la voz, que
sostiene el sonido de unas guitarras que se prolonga hasta otro final magnífico
y arrollador como pocos. Soñábamos con estos Kuve y el sábado los vimos
hechos realidad.
Singapur es la constatación de la evolución del proceso creativo
del grupo, pues una vez más, somos testigos de la fuerza e intensidad que
impriman a esta nueva versión del tema, y al que implementan un final
apoteósico en forma de bucle que atrapa. Enlace perfecto para llegar al final
del concierto con Nadie te dijo y un:
“ya nos despedimos. Luego estaremos
firmando nuestro disco Regresión” por parte de Maryan, hasta que de
nuevo las guitarras nos muestran su plenitud de acordes entrecortados que al
final se transforman en un genial solo de infinito por parte de Carlos,
que nos muestra el nuevo camino que han tomado las composiciones de Kuve,
ante el que sólo podemos decir que se trata de una senda mágica, como la de los
sueños, pero no unos cualquiera, sino de aquellos sueños que se hacen realidad.
Reseña de Ángel Silvelo Gabriel.
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