La historia de Second va muy unida a la de sus seguidores que, con el paso del tiempo, están siendo legión, y no sólo eso, porque a día de hoy ya se han convertido en sus más fieles aliados, y junto con su música, están ganando diariamente la batalla de las redes sociales y la de su presencia en el lugar que les corresponde dentro del panorama musical español. A nivel particular, mi historia con Los Cinco de Murcia se inicia tras una audición accidental en una radio fórmula de su hit Rincón Exquisito, y a partir de ahí he podido escucharles, conocerles, entrevistarles, y volcar sobre mis múltiples reseñas las imágenes y los sentimientos que su música me transmiten. Y ahora llega 15. Un disco especial. Un disco en directo que le sirve al grupo para celebrar sus primeros quince años de carrera musical. Un disco que supone la constatación de la gran capacidad que la banda de Murcia atesora para llenar grandes escenarios, porque a pesar de que a veces la desnudez de las tablas les haya acompañado en sus conciertos, sólo hace falta darles la oportunidad de las grandes ocasiones, para que una escenografía marcada por el buen gusto, les haga envolverse en la piel de las grandes estrellas, y este cd llamado 15 es un magnífico ejemplo de lo que digo.
Desde esa magnífica puesta en escena, Second salen al escenario poderosos, enérgicos y electrizantes mientras atraviesan el panel de las sombras para situarse en la realidad más brillante. Una realidad en la que permanecen recubiertos por el halo de los elegidos, y desde ahí, deslizarse emitiendo destellos con los que iluminan a todos aquellos que se paran a escucharles, para de una forma natural y nada forzada, llegar a lo más profundo de sus capacidades sensoriales. Difuminados tras unas pantallas retráctiles, las siluetas de Sean, Javier, Jorge, Nando y Fran hacen su aparición sobre un escenario iluminado a contraluz, que casi sin darnos cuenta, hacen suyo. La magia de este grupo no está sólo en sus canciones, sino en las múltiples y a cada cual mejor versión que crean sobre las mismas. El pasado dieciséis de diciembre del año 2011, en un Teatro Circo de Murcia abarrotado, arrancaron este emblemático concierto con Mañana es domingo, un tema que, con sólo escuchar los primeros acordes de la canción, los asistentes ya suponían que estaban ante una nueva y mejorada versión de Second, pues la canción sonó contundente, perfecta, limpia e intensa, como si fuera la primera vez que la escuchábamos, y en esa nueva superficie inmaculada sobre la que se desplazan los teclados, el bajo, las guitarras, la batería y la voz de Sean, asistimos obnubilados al nacimiento de una nueva canción y de un nuevo grupo. Second se comportan como unos auténticos lutieres de la música cuando acarician con sus manos y su voz unas composiciones que alcanzan la categoría de míticas. En este sentido, para todos aquellos que no pudimos asistir a este concierto único, y repito el calificativo de emblemático, no paramos de asombrarnos por esa capacidad de reinventarse a sí mimos de Los Cinco de Murcia.
La realización de la grabación del concierto está presentada en cada corte con lo que podríamos denominar como las bambalinas de los ensayos y la preparación del gran día, y entre canción y canción, vemos detalles e instantes de cómo se ha ido gestando este disco. 15, es sin duda, la constatación de que Second están llamados a ser más grandes, porque no hace falta sino escuchar El eterno aspirante (el único tema nuevo del disco), para darnos cuenta de la gran madurez como letrista de Sean Frutos, tocado en este tema por la varita mágica de la inspiración más arrebatadora que va de la mano de una letra enigmática, envolvente y única que transforma una gran canción en algo esencial. Por lo escuchado, podemos estar esperanzados a la hora de intuir por dónde van a ir los nuevos sonidos de Second, porque sin duda prometen altas dosis de la mejor música posible. A lo que habría que añadir que, respecto a este directo, la introducción de la secciones de cuerda y de viento hacen brillar sobremanera a las canciones, porque hay que destacar que la coordinación de las cuerdas de los violines compiten en ímpetu, fuerza y arrojo con las cuerdas de las guitarras y el bajo. Así, con Demasiado Soñadores sigue esa fuerza innata en las composiciones de Second, y la canción suena a música celestial y se comporta como una extraordinaria demostración de la madurez del grupo, que ha conseguido darle a este tema una contundencia y una congruencia que para nada tenía la primera vez que los escuchamos en la Sala Joy Eslava como adelanto de lo que hasta la fecha era su último elepé, y que le sirve al grupo para caer rendidos ante la mística sonora de Muérdeme, una de sus grandes canciones que en 15 suena inigualable, con una perfecta y mágica combinación entre las cuerdas de los violines y las guitarras, lo que le proporcionan un final apoteósico y le da un vigor especial, como especial es este delirio sonoro llamado Muérdeme, que en el disco se enlaza con Psicopático —digo esto, porque el orden de las canciones en el CD y en el DVD es diferente— con uno solos de guitarras inmaculados que se transforman a la perfección en un shock psicopático, con Sean como maestro de ceremonias y un Jorge Guirao sublime a la hora de dar la chispa necesaria a este pogo moderno. La versión de Rincón Exquisito gana en intensidad con respecto a la que conocíamos, y donde una vez más, los violines se consolidan como grandes protagonistas de este sonido brillante y único de Los Cinco de Murcia. Este espléndido preámbulo es el que les sirve para presentarnos el ya comentado El eterno aspirante, magnífica canción, donde el grupo se recrea con maestría en nuevos espacios musicales que nos dejan con ganas de más, porque esta canción tiene el simbolismo de un sol naciente que de repente se colorea con una capa rojo pasión que nos derrite. Con A las 10 se inicia lo que podríamos denominar como set acústico, en el que de nuevo los murcianos nos deleitan con nuevos matices y notas que no sabíamos que existían y que en Más Suerte se convierten en un penetrante viento romántico con ecos de un tango moderno, acústico y melancólico, que consigue hacerla muy especial hasta caer en ese blanco y negro de las imágenes de N.A.D.A, tema bandera que aquí suena más pausado, pero no menos intenso.
Behind the pose es una vuelta a sus orígenes y al inglés, donde el sonido se transforma más oscuro con matices anglosajones plenos de fuerza e intensidad que se tornan en una luna pasajera y caprichosa en la psicodélica Watching the moon, donde un ojo de halcón nos muestra la buena relación que Sean mantiene con el micrófono al que permanece pegado durante todo el concierto, como si fuera el único asidero al que agarrarse en el delirium tremens sonoro y musical que interpreta a las mil maravillas. Igual de impecables que el resto del grupo se muestra en los medios tiempos, entre los que se postula la intensidad de Autodestructivos, que de paso les sirve para interactuar con un público entregado y embelesado por lo que ven y oyen —elegante y acertada escenografía— y que sin duda es la pieza perfecta para encarar el sprint final con Invisible y la ya mítica Rodamos.
Ángel Silvelo Gabriel.
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