Destellos de luz que se cuelan
tras las nubes de esa última tarde de lluvia del verano. Inesperada, nos moja
la cara y el pelo, pero no nos importa, porque sabemos que no se trata de ese
agua fría del invierno, sino de una pequeña pátina de felicidad que nos recorre
el cuerpo para acabar de inundarnos con esa sensación de bienestar que nos
proporciona el frescor en verano. Buscamos refugio en esa atalaya en forma de
granero que nos cubre del miedo a soñar, pero enseguida nos damos cuenta de que
no, que lo mejor de esa summer rain
es disfrutarla en la plenitud del campo y a corazón abierto, donde el horizonte
se pierde entre invisibles cercados que no delimitan casi nada, pues el
recuerdo de esa última tarde de verano será el del aroma a tierra mojada que,
como un perfume sencillo y certero, se meterá en los más profundo de nuestros
anhelos que ya no necesitarán de otra reivindicación que esta para
proporcionarnos algo de felicidad. Summer rain es un reto superado y un
sueño hecho realidad, pues contiene en su conjunto la impronta de las grandes
canciones fabricadas con el alma. Si el góspel es importante para la culpable
de este maravilloso repertorio de composiciones, Elena Iturrieta (ELE), el
soul y el folk no lo son menos, pues su profundo piano y su voz con alma negra,
son las perfectas compañeras de viaje de este gran disco. Disco redondo y equilibrado
en el que se nota el empeño de los sueños que necesitan hacerse realidad, lo
que, en este caso, ELE sin duda ha conseguido.
Elena Iturrieta es toda
una realidad del panorama musical español, pues esa fuerza interior que tan
bien trabaja la va a llevar muy lejos, tanto como ella quiera, dado que el
talento que transmite en cada canción es más que sobresaliente. Mujer blanca
con alma negra, al escucharla parece que estamos oyendo a una solista de esos
famosos coros de góspel o a alguna de las cantantes negras desde The
Supremes hasta nuestros días. Registros no le faltan a esta joven
artista que también se marca con precisión esos otros ritmos profundamente
sureños regidos por el folk, o incluso cuando reta a las melodías cercanas al
foxtrot sin que por ello su magia se resienta. Prueba de todo ello es Am I wasting my time? en la que ya
comprobamos la espesura de las teclas de su piano y la divinidad de su voz
acoplada como un perfecto guante al órgano y el resto de los instrumentos que
se van uniendo al tema, en una perfecta combinación de sentimiento y alma. En A thousand miles away from you asistimos
a una continuación de este cóctel de ritmos que devienen en cánticos desde lo
más hondo del corazón, en el que ya adivinamos el góspel adornado con toques
folk que se mimetizan con las tonalidades sureñas que ELE nos propone. Shadows es una de las joyas de este
disco, pues en esta canción (a modo de soplo de viento de verano que se cuela
por la más pequeña de las rendijas de nuestra casa), nos lleva hasta esa
nebulosa de sensaciones donde la melancolía de los sentimientos nos transforman
en exploradores de esa summer rain a
través de las teclas de un piano que se cuela dentro de nuestro corazón;
magnífica. Hasta que de repente asistimos a una nueva ceremonia de los sentidos
cuando las primeras motas de Go and never
look back comienzan a sonar, pues nos trasladan a esas largas praderas del
oeste americano, pero en este caso, no las recorremos subidos a los lomos de un
caballo, sino de la mandolina y resto de instrumentos que ELE nos propone como protagonistas.
We'll keep your memories in our hearts representa el eco perdido de
los recuerdos que nos acogen cuando el sol por fin se pone por el horizonte y
nuestro acervo cinematográfico más universal nos deposita en la inmensidad de
lo más profundo del espíritu sureño americano, y en el que asistimos a una gran
demostración vocal por parte de ELE que, ya sin miedo, nos enseña
cómo interpretar un medio tiempo pleno de ese alma que tan pocos poseen; otra
gran canción. Una fiesta a la que Calling
you se une sin prejuicios, y lo hace con un coro góspel que delinea muy
bien el tono de la voz de Elena que, una vez más, vuelve a
sobresalir con luz propia. Unos ritmos intimistas que se rompen con Daniel and Charlie una versión musical
que nos recuerda a esa pareja cinematográfica de Bonnie and Clyde que, en
esta ocasión, solo nos roban el corazón a ritmo de jazz, soul y foxtrot. Un
genio musical que se traslada a Positivity,
donde sonreímos ante una nueva demostración de esa forma de ver y vivir la
música tan personal que tiene ELE, pues las sensaciones en las que
idealizar sus propuestas nos vuelven a atrapar, con una melodía soul digna de
elogio y que se funde con ese juego de amor
y sensualidad que es Love me my
love, above all. Magnífica propuesta a la altura del club más reputado de
la escena musical neoyorquina, con un in pass que mece nuestros sueños de la
mejor manera posible, pues lo hacen con la gran voz de Elena a modo de cortina
que todo lo protege y resguarda.
Another colour es otra de las joyas de este disco, pues aúna en sí
misma lo ya expuesto con la sencillez y la fuerza que solo poseen las grandes
canciones, ya que nos hacen soñar con hacer posible lo imposible. Perfecta
combinación musical que nos lleva a la última gran canción del disco, Summer rain, que además de servir para
dar nombre al resto de las composiciones es esa tesis musical donde Elena
Iturrieta nos demuestra su sabiduría como compositora y cantante. Summer rain es el mejor de los sueños
posibles hecho canción, porque a medida que avanza se acopla a todo aquello que
un día nos hizo felices, y no cabe mayor elogio para una canción que la de la
propia felicidad. La música es vida, y la vida es la búsqueda innata de la felicidad,
y esta canción lo logra como pocas veces hemos vivido, porque no se nos debe
olvida que Summer rain es la impronta de las grandes canciones fabricadas
con el alma.
Ángel Silvelo Gabriel.
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