Si tuviéramos que definir el primer álbum de Luna y panorama de los insectos sería algo así como la
naturalidad interpretativa del teatro hecha música. Enternecedores, tribales y mágicos...,
poéticos, contundentes y distintos..., y sobre todo, salvajemente experimentales.
Luna
y panorama de los insectos son, sin duda, una formación a tener en
cuenta en el muchas veces monótono y machacón panorama indie musical español. Carlos
Luna lidera un grupo multidisciplinar tanto en la ejecución material como
conceptual de su música, pues se mueve con total libertad por el cabaret, la
música circense, el folk, el jazz y el pop, en algo así como un perfecto
mestizaje de estilos al servicio de la capacidad creativa de un Carlos
Luna músico, poeta y artista, que cuida hasta el último detalle en el
universo que nos presenta de la mano de su primer EP compuesto por seis
canciones con historia, alguna de ellas con mucha historia, pues no se nos
puede pasar por alto el impecable texto que acompaña a la hoja de promoción de
este primer disco de la formación valenciana, donde se dicen cosas tan sublimes
como éstas: "Luna y Panorama de los
Insectos se nutre de la música de los sueños. Guitarras acústicas, a veces
dulces, otras urgentes. Bajos, baterías y percusiones musculosas. Cuerdas de
piano y violonchelo que añaden a la belleza el teatro. Todo cataliza en las
voces.
Carlos Luna a través de los personajes de una mitología moderna y
distinta, de un lenguaje propio lleno de referencias a lo íntimamente onírico,
al mundo secreto de las palabras, nos propone este viaje inconsciente.
Fuerza visual escénica, textos especialmente cuidados, instrumentos
nobles y arreglos musicales muy trabajados. Imagen sobria. Elegancia, belleza,
fuerza. Todo delante de tus ojos. Esto es Luna y Panorama de los Insectos".
¿Alguien da más? Pues pasen y
vean, porque como ya he leído en una de las reseñas que les han hecho: "los sonidos hablan y las palabras son
la música de los deseos".
Este mágico recital a modo de la
conjura de las danzas se abre con el tema Toda
la tristeza, un cúmulo de expectativas clásicas sobre un fondo de ritmos
alegres de cuerda y órgano con tintes de cabaret que ya nos proporcionan una
idea de las necesidades interpretativas del grupo, ávidas de ritmos trepidantes
que se encaraman al tejado de los sueños. Una percepción que se traslada a las
teclas del omnipresente órgano de Agua
bailada en el agua; una perfecta metáfora sobre la pureza del alma, y que
poco a poco deviene en un profundo e intenso diálogo de instrumentos de cuerda
que nos sitúan en un espacio diferente por el que transitamos sin miedo: "bailando infinito, entre tus abrazos".
Una psicofonía de sentimientos tan universales como el amor y el dolor que se
tiñen del romanticismo más puro en el inicio de Lobo poema perro, pero que casi al instante se diluye en una
melodía de ecos tribales, como de otras cultural: "es el tiempo de los relojes que ya está dormido. Con un bastón de
cristal que sólo sirve para dar un paso...", lo que convierten a este
tema es una perfecta fusión de sonidos al servicio de un surrealismo poético
que se fagocita a sí mismo; genial.
Notas de nana acuden al inicio de
La vida es más pequeña, que de nuevo
se refugian en los magníficos instrumentos de cuerda del grupo y que nos traen
el lejano recuerdo de Madredeus en esa percepción tan sublime
de la sensibilidad más extrema: "todas
las sábanas, toda la voluntad, todos los barcos hundidos, y besar nada...",
que se funde con un profundo lamento de cadalso, estremecedor en su sencillez.
Un redoble de tambores que más tarde desaparecen en un ritmo endiablado plagado
de insectos. Melodías que van hacia un profundo ragtime con violonchelo
incluido, que atraviesa una y otra vez por las notas sincopadas que emiten los
instrumentos y que van en la búsqueda de un vals entrecortado, pues no en vano
la canción se titula Pequeño vals vienés,
y que le sirve al grupo para homenajear a Federico García Lorca en un corte tipo
final de ceremonia, y que nos lleva hasta el tema extra del disco titulado, No volver, donde regresamos a ese tono
más oscuro de Luna y panorama de los insectos, en el que la gravedad de todos
los instrumentos de cuerda se torna triste o apocalíptico: "no volveré al bazar de tus piernas, no volveré..., y no volver
atrás." y que nos deja sumidos en el profundo sentimiento lírico de la
pérdida: "y han vuelto a caer las
flores muertas."
https://www.facebook.com/Lunaypanorama
http://lunaypanoramadelosinsectos.bandcamp.com
Ángel Silvelo Gabriel.
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