La fractura del tiempo nos
sumerge en la letanía de los olvidados como si en este mundo de alimañas en el
que vivimos solo hubiese espacio para el odio. Frente a la agonía de los
mediocres la única opción que nos queda es dinamitar el puente de la sinrazón. Y
qué mejor forma de hacerlo que a través del oscuro destello de los sueños. Nostalghia
nos nutren la mente de imágenes que nos hacen romper con la rutina del fracaso
y nos incitan a rebelarnos contra la regla del todo vale. Sus resonancias musicales
suenan a tiempos donde la verdad tenía un gran valor, de ahí, que en esa
necesidad de refugiarse en la silente oscuridad de la noche, donde los perdidos
encuentran el paraíso, ellos nos regalan las afiladas cuerdas de sus guitarras para
hacernos comprender que todo no está perdido, como su música, que busca un
espacio en el planeta indie a base de canciones articuladas en la pasión de los
sueños: «volar, volar, soy aire...» como nos recuerda Ricardo Barbosa. Luz
abisal es el segundo larga duración de este grupo afincado en Madrid que
verá la luz el próximo 19 de enero y es la culminación del trabajo que ya
iniciaron en 2012 con su primer disco titulado Nidos de piel.
La fina capa con la que Nostalghia
cubre sus canciones, las hacen más brillantes y cercanas, lo que denota una gran
seguridad en su trabajo. Una aseveración que se va notando a media que avanzan
las canciones del disco, pues si en un principio tienen un sonido al que podríamos
denominar como más vetustiano, a partir de, En
el fondo solo hay ruido, asistimos a un magistral final de canción donde
las guitarras se reivindican de una forma gloriosa; un gran epílogo para una
poderosa canción, en la que el diálogo sonoro alcanza cotas muy altas;
soberbia. Un ritmo que no se altera lo más mínimo en, Quédate con tu mansión, donde los destellos siguen siendo
magníficos: «quédate en tu mansión, contigo dentro arde mejor». Dinámicas
sonoras que rastrean territorios de un pop-rock intenso que dinamita las falsas
intenciones. Algo que corrobora la luminosa Entre
las grietas donde, una vez más, las guitarras se alzan victoriosas sobre una
mágica melodía donde el medio tiempo es igual a la ausencia de una libertad no
programada: «libre, libre entré en la grietas», y así hasta despertarnos de un
ensimismamiento sin sentido, pues Andrés y Ricardo nos aguijonean los
sentidos con su simpar destreza sobre los mástiles de sus guitarras. Unos
ritmos intensos que se apaciguan con Destino,
azar, una balada con una fuerte personalidad que nos incita a soñar con el
infinito. Metáforas aparte, la fuerza compositiva y conceptual de Nostalghia
se hace más palpable en temas como Seres
invisibles, donde vuelven a esa oscuridad perenne y perpetua que nos
sumerge en lo más profundo de un cielo color azabache. Un espejo negro que
articula las pulsiones del desamparo en Revierto
el fin: «la enfermedad prendió, en silencio estaba/ y tu voz fue el
bálsamo» en una mítica consecución de objetivos musicales, pues el tobogán
rítmico al que nos someten Nostalghia
nos hace disfrutar de unas subidas y bajadas muy acertadas.
La última parte del disco, quizá,
sea lo mejor del mismo. Este último tramo cargado de aciertos comienza con En la tormenta, una de las mejores
muestras del buen hacer del grupo que encabeza Ricardo Barbosa como voz
principal y guitarra. Tormenta de argumentos sonoros que derrotan a cualquier reticencia
hacia sus propuestas musicales; un tema en el que, por cierto, brillan de una
forma singular los teclados. Una buena pista que nos deja preparados para
escuchar la mejor canción del disco, Si
no es tarde, aquí Nostalghia logran reunir en poco más
de tres minutos todos las virtudes de este Luz abisal: la conjunción perfecta de
melodía, letra e instrumentos; un gran medio tiempo pleno de fantasía, pues a
medida que avanza nos invita a soñar: «ya espero llegar, si hay camino siempre
hay final». Vykup es la lógica de los
encuentros no forzados, pues de nuevo somos testigos sonoros de una canción instrumental
que se sumerge en la necesidad de buscar el sueño imposible que, por utópico,
es más deseado, pero Nostalghia no quiere dejarnos mal, y
por eso nos regala Y ya duermes, una
especie de balada sinfónica donde los ecos de la batería nos ganan a cada golpe
de baqueta, pues es el complemento perfecto de los coros que la acompañan, como
si por fin, fuésemos capaces de tocar el oscuro destello de los sueños.
Ángel Silvelo Gabriel.
1 comentario:
Muchas gracias por desvelarnos con tus palabras el significado de ese LP de Nostalghia, grupo al que sigo desde hace tiempo.
Un abrazo.
Samuel
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