martes, 9 de diciembre de 2014

JAVIERA MENA, OTRA ERA: LA ENERGÍA QUE ROMPE LOS MALEFICIOS DE LA VIDA DIARIA



Arropada tras unas bases que tienen el poder de crear la energía que rompe los maleficios de la vida diaria, Javiera Mena convierte las notas y melodías que canta en una fiesta colorista donde se nos ofrece una nueva versión del futuro, pero ¿acaso hay futuro? Un mensaje que nos proponen desde otra era, y como contrapunto al de los Sex Pistols, que hace años nos recordaban una y otra vez justo lo contrario: no future, no future... Anclada en los ritmos sensoriales que crean esas ganas incontroladas de salir a bailar, Javiera Mena y sus cajas de ritmo suben y suben hasta un cielo desde el que se divisa un edén sonoro a modo de fiesta infinita. Este viaje en el tiempo es algo que, a veces, la música consigue con una facilidad pasmosa: «hay algo en tus reflexiones me llevan a otro lado.../ es algo de otra era/ sacado de otra era/ otra era mental». Y ahí es donde se queda este tema, Otra era, en una contracción de los sentidos que nos invita a algo más, quizá a disfrutar de ese amanecer que tantas veces solo soñamos y que no acabamos de creernos cuando lo vivimos. Esa necesidad de romper las cadenas que nos atan se alían a la perfección con los ritmos de esta canción que suena en cuarta dimensión, como nos recuerda su intérprete, y nos lleva a ese edén que nos conformamos con soñar.
 

Esta compilación de espasmos sensoriales forman el grueso de la propuesta de esta chilena que ha perdido el miedo a definirse tal y como es: Una artista del siglo XXI que escala las cimas del tecno pop para resplandecer cual reina del pop trance más atrevido, divertido y hedonista, capaz de competir, con su sonrisa, sus gafas de cartón y sus melodías, con los sintetizadores, siempre cool, de unos avezados Pet Shop Boys, sin duda, los reyes de la música hedonista por antonomasia. Sin embargo, el placer que nos muestra Javiera Mena es más soleado, pues sus notas musicales se deslizan como si fueran una moto acuática que nos desplaza por todas las formas posibles del placer, donde su engaste es la mejor metamorfosis de los sueños hechos realidad: «Piensa en mí como soy/ piensa lejos de ti/ piensa en lejos de mí/ es la cuarta dimensión».
 

Ángel Silvelo Gabriel. 

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