Deniro tuvieron una gran
idea cuando decidieron rodearse de amigos para celebrar el día de los
seguidores de la banda, pues de esa forma convirtieron la sala y el escenario
en dos estancias muy permeables. El éxito de la convocatoria ya estaba
asegurado, pues fueron muchos los que no pudieron disfrutar del concierto al
ser mucho mayor la demanda de invitaciones a través de los canales previstos
para solicitarlas, que el aforo del local donde fueron convocados unos fans
entregados desde el primer acorde de la primera canción. Si bien podría parecer
que el formato electro acústico no es el más adecuado para una banda de rock, Deniro
demostraron que no es cierto, pues el gran dominio que exhibieron de las versiones
de sus canciones más cañeras, así como de los portentosos medios tiempos que
atesoran, dejaron muy buen sabor de boca entre el público asistente que llenó
la sala. Gran presencia de la banda sobre el escenario que nos recordó de
alguna forma a las formaciones más veteranas de la escena norteamericana.
La idea era presentar los nueve
temas que componen su último disco, Sueño que arde, a los que unió uno
de sus temas antiguos, para de ese modo, cerrar con el mágico número de diez el
setlist de la noche. Y para que nadie perdiese ni un minuto de atención o
precisase de algún tipo de calentamiento, Deniro comenzaron su Fans'
day atacando Haima, uno de los
mejores temas del disco y que más disfrutaron los asistentes. Sonido de agua
cristalina y transparente en el que nuestros brillantes ojos, sedientos de buena
música, se detienen a mirar. Algo que desde luego no le faltó a Tengo
tu nombre, un tema en el que Dave Gómez ya nos dijo: buenas
noches amigos, o las palabras son los cuerpos que contienen la voz. Y a ritmo
de palmas nos cantó eso de: «la cuenta atrás... vuelvo a llorar». Una voz que
sonó alta y clara, y a la que acompañaron unos punteos de guitarra aflamencada
con guiños rock, que a uno le recordaron a Triana. La siguiente canción, Entre tú yo, dio pie a la primera
colaboración de la noche con los dos componentes de Ukelele Clan Band
acompañando de una forma un tanto apretujada en el escenario a Deniro.
Unos compañeros de viaje que nos ofrecieron una buena sincronización con un
ritmo contenido pero intenso, pues los primeros acordes ya empiezan muy arriba
y no se vienen abajo en ningún momento, lo que dio paso a Éxodo, un tema muy
importante para la banda, tal y como nos relataba Dave Gómez al empezar.
«Soy un héroe en el infierno» nos cantó en un tono aflamencado, para continuar
con otra nueva sentencia: «el pasado no se rompe, por mucho que quieras no se
va...». Magnífica tarjeta de presentación que nos llevó a otro de sus temas
estrella, Cruce de caminos, con Maryan
Frutos —Kuve— de invitada especial, y a la que Dave presentó así: cuando
se aúnan la belleza y la voz en una persona pasan cosas como esta. Y subidos al
ritmo y tesón de esta canción, Maryan y Dave, se marcaron el dúo de
la noche bajo una clara y potente estela indie, donde la voz profunda de ella
se funde muy bien con la de Dave, en lo que podríamos denominar
como de duelo de voces.
Nano Ruiz, el guitarra,
da las gracias al público y le da paso a Dave para que nos recuerde que todos
somos parte de una historia, y Víctor forma parte de la mía, nos
aclara. Unas palabras que dan pie a que Víctor aparezca sobre el escenario con
su piano electrónico e inicie la interpretación de Esta no es tu piel, una balada con el sello personal de Deniro:
«fuera de mí, fuera de mí». Dave aprovecha esta canción para
hacernos una demostración de la modulación y registros de su voz, típicamente
rock (en esta ocasión), que descaradamente buscan los reflejos más dorados de
la noche. De ahí pasamos a Pregunta
indiscreta, otro intenso medio tiempo, donde Deniro explora sin miedo
su parte más acústica en la que aprender a filosofar: «porque hay dolor.../
palabras amargas que han vivido. Dime una vez más si hay sentido en todo lo que
digo». Sentido y del grande, en este avalancha que se nos viene encima en forma
de acordes de alto rango. No podría ser de otra manera, porque llegaba Luchador, uno de los hit del grupo, y de
la noche, pues apareció sobre el escenario el cantante de Sex Museum, Miguel Pardo:
«tan grande que yo quisiera ser un Dios.../ sí, soy el luchador.../ libre, tan
libre que no voy a morir». Fantástico pre-cierre con uno de los míticos
componentes de uno de los míticos grupos de la escena indie nacional. Y llega Mi canción, un tema en el que Dave
nos dice que es una muestra de valentía estar sobre el escenario, y comienza
otra balada que nos atrapa las más dulces y placenteras sensaciones.
Antes de terminar, Dave nos
confiesa que se sienten fatal porque no han podido entrar todos a verlos y se
disculpa por el tiempo esperado en la cola. Esto es una prueba de Sueño
que arde. Muchas gracias amigos, añade, mientras Dani Arias, el cantante de
Pasajero
sube al escenario: «como un niño saltarín nadie llorará como tú. Perfecta la
simbiosis de Dani y Dave, a la que ahora hay que unir la del público que
canta con ellos sin perder el ritmo ni el estribillo. Una gran demostración de
fuerza para terminar y dejar a todos los asistentes con ganas de más, aunque
habrá que esperar hasta el verano para verlos y escucharlos en la Sala El Sol.
Ángel Silvelo Gabriel.
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